sábado, 27 de febrero de 2016

Amor de abuelos, amor del bueno

     El año pasado, les platicaba lo importante que había sido para nosotros el viajar y ver a los abus; compartir tiempo con ellos, crear ese lazo intenso entre nieta y abuelos, listos para abrazar, besar y acompañar. Si se lo perdieron, pueden leer como nos fué aqui: a 1617 kms de distancia.

     Para Mr. R y para mi siempre ha sido importante que esté en contacto con los abus. Ésto se vuelve más fácil cuando te apoyas en la tecnología, el ipad, el teléfono, whatsapp, el chat, y es así como hemos podido compartir con ellos momentos clave de Xixa, pero al mismo tiempo, logrando que ella reconozca a muchos integrantes de la familia. Vivimos lejos, a mas de 300 kms de la familia más cercana y de la mía bueno.. a mas de 1600 kms.

     Pues finalmente pudimos visitar a todos al  menos una vez en los últimos 6 meses, mi suegra (que de ahora en adelante conoceremos como Chichí) la adora y pasamos Navidad con ella y los abus (mis papás) tuvieron oportunidad de venir a vernos.

     Que impresión el ver a Xixa enfrascarse en una conversación de media hora con ellos (cada cual en su momento) como si nunca hubieran dejado de verse, como si viviésemos a la vuelta de la esquina, cualquiera diría que los domingos la pasamos juntos en alguna comida y no!

     Honestamente yo esperaba otra conducta, especial con sus abus, pues nos vemos a lo mucho una vez al año, pero el hablar casi a diario con ellos por teléfono en el último mes, hizo que todo ésto fuese tan natural, vaya, suavecito, sin aspavientos, y lleno de un enorme amor.

     Con Chichí de la mano a todos lados por la casa, desayunando juntas, platicando, jugando con sus frascos, sus tubos y su rosario. Esperando al gato del vecino pasearse por la barda todas las mañanas. Prendiendo y apagando ventiladores. Llenandola de abrazos y besos. 

     Con los abus feliz, pues tuvo más ojos que vieran sus logros y mas oídos a los cuales cantarles y platicar sin cesar de su día en la guardería jugando con Sofi, Emi y Mia, enseñando sus juguetes. Jugando con ellos a las escondidas, conociendo a "la araña Magaña". Visitando el mar, emocionada de descubrir que la arena es divertida aún cuando se te mete por todos lados. Repartiendo besos y descansar en nuevos brazos, en seguridad total, llena de amor.

     Estamos creciendo, TODOS, ella en amor y recuerdos de la familia y nosotros como adultos en reconocer que no hay cosa mas dulce que el amor que le puedes profesar a un hijo o a un nieto. Sorprendiéndonos de aquellas cosas u eventos que para ella son todo un logro o un emocionante descubrimiento. Disfrutando de las cosas mas simples de la vida, sin nada mas que nos ocupe que no sea el presente. 

Las fotos por el momento se las debo, no porque no existan, sino porque la cámara está momentáneamente secuestrada por Mr. R. 

Las compartiré despues, LO PROMETO. 




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